TOKIO HOTEL MAS ALLA DE LA FAMA CAPITULO 2
By Ariatne Castañón Kaulitz
CAPITULO 2
A la mañana siguiente le conté a Marie lo del mensaje, pero no me dijo nada, estaba molesta conmigo y de repente comenzó la reprimida –Marie- “Acaso estás loca, Ariatne, como se te ocurrió subir a un coche lleno de desconocidos y si nos pasaba algo- la verdad tenía razón pero no puede evitar defenderme -Ariatne- “lo siento, creo que no pensé las cosas y tienes razón pero no nos paso nada y estamos bien además conocimos a alguien en este sitio o ¿no?, además pudiste decir que no y llevarme contigo”.
Marie era una chica muy linda, era hija única de padres adinerados, pero siempre se quejaba de que necesitaba cariño y no dinero, por el contrario mis padres estaban divorciados y era la hija del medio de tres hermanas, así que jamás había recibido mucha atención por parte de mis padres, ambas llegamos aquí para estudiar en la universidad y también para deshacernos de nuestras familias.
En la tarde, ya estábamos más calmadas así que salimos a dar una vuelta por el parque fue inevitable retomar el tema de la noche anterior –Marie- “Me gusto el chico de las rastas” –Ariatne- Ahhh, no lo vi lo siento, de hecho si se cruzaran por mi lado no los reconocería, anoche no los vi bien” –Marie- ¿Ya estas mejor? –Ariatne- “supongo que sí, espero que este viaje me haga bien, mejor no toquemos el tema ¿si? –Marie- “¿Qué te parece si esta noche vamos a la gasolinera, a la misma hora que ayer?” –Ariatne-“¿Tienes la esperanza de verlo hoy también? –Marie- “Entonces… ¿podemos?” -Ariatne- “Supongo que no nos hará daño ¿no?
Esa misma noche salimos hacia la gasolinera, solo compramos una cajetilla de cigarrillos y esperamos a que los chicos aparecieran, pero lastimosamente no lo hicieron, estaba un poco decepcionada porque quería saber quién era aquel chico de la voz dulce y tierna, como esperábamos encontrarlos decidimos caminar hasta el hotel, pero no los encontramos.
Era viernes en la noche, ya había pasado una semana desde el día en el que conocimos a aquellos chicos, habíamos intentado encontrarlos durante la semana entera sin resultado alguno. Nos encaminamos hacia la gasolinera, esta vez sin esperanzas de encontrarlos, era el único lugar que conocíamos aparte del parque y de la universidad, como siempre compramos la cajetilla de cigarrillos y al salir de la tienda escuchamos, “Hola”, nos dimos la vuelta sorprendidas y vimos salir de la tienda a aquellos cuatro chicos de atuendo extraño, -Gus- “¿Las llevamos?” –Ariatne- “Claro” respondí sin querer, pensé que Marie iba a molestarse conmigo otra vez, pero no fue así, porque cuando la vi tenía una sonrisa enorme en el rostro.
De camino al hotel lo primero que hice fue preguntar sus nombres –Georg, Gus, Tom, Bill… ese nombre fue el más hermoso que escuche nunca, y a pesar de ese atuendo extraño, no pude evitar perderme en su mirada. El viaje al hotel se hizo tan corto y tan divertido que al salir del coche sin pensarlo les pregunte si querían tomarse un café con nosotras, pero dijeron que estaban muy ocupados y que por las tardes no podían. No sé si la respuesta me hizo sentir tonta o triste, pero parecía que Marie lo tomaba con calma, como si hubiese sabido lo que iban a responder.
En el ascensor ella estaba muy emocionada –Marie- “¿no te diste cuenta?” –Ariatne- ¿Qué?, que no podías parar de ver a Tom” –Marie- “No!, son los chicos de Tokio hotel”, que tonta fui, claro que son ellos, la verdad no los conocía muy bien, había escuchado varias canciones pero no me llamaban mucho la atención y no me consideraba una fanática. -Ariatne-“Claro, y… ¿ahora qué hacemos? –Marie- Supongo que nada, o… ¿qué quieres hacer? –Ariatne- Preferiría actuar como si nada, creo que el hecho de que sean artistas no les quita lo humano ¿no?, -Marie- Si, creo que es buena idea.
A la mañana siguiente le conté a Marie lo del mensaje, pero no me dijo nada, estaba molesta conmigo y de repente comenzó la reprimida –Marie- “Acaso estás loca, Ariatne, como se te ocurrió subir a un coche lleno de desconocidos y si nos pasaba algo- la verdad tenía razón pero no puede evitar defenderme -Ariatne- “lo siento, creo que no pensé las cosas y tienes razón pero no nos paso nada y estamos bien además conocimos a alguien en este sitio o ¿no?, además pudiste decir que no y llevarme contigo”.
Marie era una chica muy linda, era hija única de padres adinerados, pero siempre se quejaba de que necesitaba cariño y no dinero, por el contrario mis padres estaban divorciados y era la hija del medio de tres hermanas, así que jamás había recibido mucha atención por parte de mis padres, ambas llegamos aquí para estudiar en la universidad y también para deshacernos de nuestras familias.
En la tarde, ya estábamos más calmadas así que salimos a dar una vuelta por el parque fue inevitable retomar el tema de la noche anterior –Marie- “Me gusto el chico de las rastas” –Ariatne- Ahhh, no lo vi lo siento, de hecho si se cruzaran por mi lado no los reconocería, anoche no los vi bien” –Marie- ¿Ya estas mejor? –Ariatne- “supongo que sí, espero que este viaje me haga bien, mejor no toquemos el tema ¿si? –Marie- “¿Qué te parece si esta noche vamos a la gasolinera, a la misma hora que ayer?” –Ariatne-“¿Tienes la esperanza de verlo hoy también? –Marie- “Entonces… ¿podemos?” -Ariatne- “Supongo que no nos hará daño ¿no?
Esa misma noche salimos hacia la gasolinera, solo compramos una cajetilla de cigarrillos y esperamos a que los chicos aparecieran, pero lastimosamente no lo hicieron, estaba un poco decepcionada porque quería saber quién era aquel chico de la voz dulce y tierna, como esperábamos encontrarlos decidimos caminar hasta el hotel, pero no los encontramos.
Era viernes en la noche, ya había pasado una semana desde el día en el que conocimos a aquellos chicos, habíamos intentado encontrarlos durante la semana entera sin resultado alguno. Nos encaminamos hacia la gasolinera, esta vez sin esperanzas de encontrarlos, era el único lugar que conocíamos aparte del parque y de la universidad, como siempre compramos la cajetilla de cigarrillos y al salir de la tienda escuchamos, “Hola”, nos dimos la vuelta sorprendidas y vimos salir de la tienda a aquellos cuatro chicos de atuendo extraño, -Gus- “¿Las llevamos?” –Ariatne- “Claro” respondí sin querer, pensé que Marie iba a molestarse conmigo otra vez, pero no fue así, porque cuando la vi tenía una sonrisa enorme en el rostro.
De camino al hotel lo primero que hice fue preguntar sus nombres –Georg, Gus, Tom, Bill… ese nombre fue el más hermoso que escuche nunca, y a pesar de ese atuendo extraño, no pude evitar perderme en su mirada. El viaje al hotel se hizo tan corto y tan divertido que al salir del coche sin pensarlo les pregunte si querían tomarse un café con nosotras, pero dijeron que estaban muy ocupados y que por las tardes no podían. No sé si la respuesta me hizo sentir tonta o triste, pero parecía que Marie lo tomaba con calma, como si hubiese sabido lo que iban a responder.
En el ascensor ella estaba muy emocionada –Marie- “¿no te diste cuenta?” –Ariatne- ¿Qué?, que no podías parar de ver a Tom” –Marie- “No!, son los chicos de Tokio hotel”, que tonta fui, claro que son ellos, la verdad no los conocía muy bien, había escuchado varias canciones pero no me llamaban mucho la atención y no me consideraba una fanática. -Ariatne-“Claro, y… ¿ahora qué hacemos? –Marie- Supongo que nada, o… ¿qué quieres hacer? –Ariatne- Preferiría actuar como si nada, creo que el hecho de que sean artistas no les quita lo humano ¿no?, -Marie- Si, creo que es buena idea.
0 comentários:
Postar um comentário